jueves, noviembre 03, 2005

Quiero hablar del mate

Mas el fútbol no es todo en la vida de los uruguayos. Un hábito alimenticio marca profundamente su cotidianeidad: el « mate ». Se pronuncia « maté ». El mismo se hace de hecho de una suerte de té realizado a base de hojas trituradas que los uruguayos portan prácticamente todo el tiempo con ellos. Ellos lo transportan, en un nécessaire de cuero que puede a veces ser muy lujoso, las hojas maceradas en un boul, al igual que un termo repleto de agua caliente. El agua que sirve para humedecer la preparación. Para beberlo, en todo momento, ellos utilizan una suerte de cuchara que es también un filtro y una suerte de pajita.
Esta bebida que es de origen indio (Guanani), es muy difundido en Uruguay, pero también en Argentina, Paraguay y Brasil.
Una práctica a tal punto « invasiva », que en los buses uruguayos puede leerse: « no hablar al conductor », pero también « no consumir el mate en el bus ».

lunes, agosto 15, 2005

Big Crunch

Cómo es sabido, el universo según una de las teorías más fuertemente respaldadas habría tenido su comienzo durante el llamado big bang. 10 millones de años más tarde nacerían las primeras estrellas y se formarían los primeros sistemas alrededor de los cuáles, nuestros jóvenes planetas descubrirían el sol.

Varias primaveras más tarde, algo así como unas 20 mil desde que el hombre pisó por primera vez estas tierras, algo extraño parece estar sucediendo. Como también lo ha demostrado la física moderna, el universo parecería estar en un proceso de expansión, producto de aquella primera “explosión”. Según los científicos, en alrededor de 100 millones de años más, el proceso retomaría su camino inverso, hasta que la temperatura del universo alcanzara numerales imposibles de imaginar y hasta la criptonita más poderosa sería convertida a una uniforme masa ardiente hecha de la materia de planetas, seres vivos, estrellas y todo tipo de objetos provenientes de los rincones más alejados del universo.

Pero he aquí la problemática sobre la cual han tenido que desayunarse los orgullosos relojeros suizos, científicos, militares y una enorme gama de ingenieros y científicos en general. Según parece, así como también se sabe, el tiempo, esta pequeña invención de nuestra conciencia a través de la cual damos forma y medida a nuestros recuerdos, parece estar entrando en franca expansión. Así como el universo, la conocida entropía provoca que el tiempo sea una medida imaginaria correspondiente a los parámetros físicos del universo. Esta, que es la que básicamente se utiliza y se conoce desde que el hombre pisó la tierra, parece estar modificando muy sensiblemente sus características, acompañando la ya establecida expansión del universo.

Si esta teoría se confirma, lo que podría ser ratificado luego de los estudios que los astronautas realizaron dentro del Discovery a 30 mil kms. de distancia, significaría que en lapsos mayores a 38 años –medida necesaria para que el cambio sea perceptible- varios de los artefactos modernos que hoy gobiernan nuestra calidad de vida, se transformarían en chatarra vieja. Este es el caso de los famosos relojes suizos de uranio hechos para dudar toda la vida, los cronómetros y mecánicas temporales de los más de 2 mil 200 satélites que circundan la esfera terrestre, los herméticos artefactos que se utilizan dentro de los laboratorios para la creación de nuevas medicaciones, e incluso, la sofisticada artillería de guerra que convive dentro y fuera de la guerra, programada según ya se ha comprobado, para detonar en determinadas circunstancias físicas o temporales.
Una falla dentro de este tipo de sistemas con apenas milésimas de segundo - +0,034 milésimas cada 5 años significaría un total de 13 segundos de error si tomamos los 2 mil años que lleva el hombre basándose en la misma medida- significaría que millones de persones podrían morir en una simple prueba nuclear. Sólo siete de las más importantes, programadas para fines del 2007 en el conocido desierto de Arizona en los Estados Unidos, donde el ejército realiza sus pruebas a tan sólo 43 km de la población más cercana.

miércoles, junio 22, 2005

Un pedo malhumorado...

8 de la mañana, un zumbido sordo y penetrante se introduce levemente sobre el tapiz veraniego de un sueño a medio recorrer. Un sol radiante sobre un fondo azul y un mar agitado comienza a volverse oscuro, inasible. El calor que se vuelve frío, la arena frazada y el zumbido que recuerda la llegada del invierno, de la mañana, de los días en los que uno debería quedarse inmóvil dentro de la cama, hasta que el hambre o la sed marquen la rutina.

La radio mal sintonizada me informa sobre un paro de transporte, la caída del dólar, la sensación térmica, los anuncios del horóscopo para un signo que nunca es el mío, los desencuentros políticos y los reclamos de un vecino al que se le llueve su casa con techo de cartón. Respiro, miro con cierta paz la gotera sobre mi cuarto y me conforto pensando que siempre se puede estar peor.

Prendo la tele, “la Salazar” a punto de caramelo y con 20 cms cuadrados de tela sobre su cuerpo me recuerdan que algún día llegará el verano. Mientras tanto el café casi frío se entremezcla entre mi escalofrío y la bronca de que nada pueda ser como en la televisión.

“Soy joven, todavía hay tiempo”, pienso mientras reconsidero aquella esperanza vieja y húmeda -como la toalla inútilmente colgada detrás de la puerta del baño-, que algún día tendré dinero suficiente para vivir de otro modo.

Apago la tele, prendo la radio. Ya nada me devuelve la paz. Como cada mañana, cuento y establezco orden, categoría y estatus social al que se dirige cada uno de los productos que se promocionan a lo largo de las 27 cuadras de la calle principal que recorro hasta mi trabajo.

Las paradas de transporte promocionan 4 anuncios más para la sección comestibles que la semana pasada. Los perfumes bajan, llegan los supermercados y las yerbas. Es extraño, pero hace unos 4 años uno podía ver cada tanto un anuncio sobre el techo de una casa o el costado de un edificio, el anuncio del último modelo de la Peugeot o la Ford. Ya no. Hoy en día se promocionan supermercados o refrescos alternativos.

Sobre el principal cruce de la avenida, un anuncio sumamente sugestivo nos advierte que “para comenzar el día sin retrasos, Gripol. El único que le permite hacer horas extras sin las clásicas molestias de la fiebre”. Varias cuadras más adelante, el anuncio de un seguro de vida y el servicio de televisión por cable dominan la visual. Hace diez años, abundaban los anuncios de bancos, las promociones de las agencias de turismo y los distribuidores de última tecnología. Ya no.
Llego a mi oficina. Mi compañero me recibe con un mate y una sonrisa recién cebada. Me cuenta que arriba del autobús le regalaron un paquete de yerba. Se ve contento, y aunque a veces me resulte extraño, sé que yo también lo estoy. Hoy, nadie tendrá que comprar yerba.

miércoles, mayo 18, 2005

Apagar siempre es una opción.

Señores, yo ya lo hice y resulta muy sencillo. Es así, si bien no soy un admirador de la TV abierta de nuestro bendito país, nunca falta el momento en que prendo la TV (yo no tengo cable), y zapping para aquí, zapping para acá, terminó sin querer dándole rating a empresas que realmente no me interesa darle de comer. Por eso, salvo aquel que tenga la T.V. a rosca, todas las nuevas teles tienen la opción de programar los canales! Esto es realmente fantástico, por ejemplo mi zapping comienza en Canal 4, medio este que considero 100% de derecha pero que lo tolero porqque no peca de otra cosa, no se preocupa por nada solo por dejar bien parado sus intereses y compromisos, es auténtico, así que no tengo nada que reprocharle más allá de estar completamente en desacuerdo, no me miente ni toma el pelo, sólo juega. Sigue en Canal 5, que ahora se ha convertido en mi canal de referencia. Cuando apreto la flecha hacia arriba del control llego a Canal 10... sin palabras... todos sabemos lo que es... pero tiene cosas que me gustan, como Los Simpsons y.. creo que nada más... Lo fantástico es cuando vuelvo a apretar la flechita para arriba y llego a Canal 4 nuevamente... es genial...
Vamos! Es sencillo... borramos Canal 12 de todos los televisores del Uruguay y listo... no lo vamos a ver ni por error, les matamos el rating hasta de las novelas de la tarde.
Lo que queda es el derecho a elegir, yo elijo borrar Canal 12 de mis opciones, sencillamente porque me banco que me tomen el palo, pero no que me tomen por idiota.
Si... ya se... esta es una de esas cosas que queda en el éter... que nadie sigue... pero bueno... seguramente los adhesivos aquellos de hace unos años que decían "Yo no miro Canal 12" algo de efecto habrán surtido en los televidentes desprevenidos...
No olvidemos algo para no perder el eje de la cosa... la pregunta aquí no es ¿Porqué censuraron a Lanata? La pregunta debe ser ¿Porque programas como Código País, Zona Urbana y Dicho & Hecho están al aire?

domingo, mayo 15, 2005

No hay título

Como siempre, en realidad, nuestro periodismo ha sabido asumirse como asumido, absorbido y devorado por la elite de ultra derecha, de ultra izquierda o ultra nacionalista.
Levantamos la bandera de la libertad con el triunfo de la izquierda. ¿Pero qué es el triunfo de la izquierda? ¿Qué doctrina avalamos en aquella elección? Sinceramente, creo que ninguna.
¿Cuánto demoramos en entender qué decía Axl Rose en sus canciones? A mí sólo Los Olimareños me hablaban claro... y cuando no estaba borracho escribiendo, El Sabalero también. Pero todos agitamos con Sweet Child O’mine gritando el estribillo. Estoy seguro que si mañana los Mambrú sacan un hit con la letra de la Internacional, ninguna de sus fans va a dejar de escucharlos, porque son las mismas que van a ver a la Vela Puerca sin procesar absolutamente nada. Son las mismas pendejas del Kennedy que no aceptan negros en sus filas las que corean junto al enano tu burbuja pincharé. Te juro que son las mismas, yo las vi. Y para el otro lado, pasa lo mismo, te lo juro, yo lo vi.
No se trata, (yo estoy seguro y con eso me alcanza), de un voto castigo, de un "susto" a la tradición partidista. Estamos, ya lo sabemos, ante una verdadera revolución moral, ante el
desquebrajamiento de la idiosincrasia que durante décadas gobernó el imperio ético de nuestras escuelas, iglesias y por sobre todas las cosas, el gobierno de nuestras Philips de 14".
Esta revolución de la sensibilidad, está muy lejos de aprobar El Capital, la postura de Chávez o el discurso de Fidel, pero no está lejos porque no lo apruebe, lo está porque no lo conoce y sencillamente no le interesa interpretarlo. Hoy, gritamos revolución con una Big Mac en la mano izquierda. Sí, es un cambio grande. Sí todos decimos que lo es. Pero se logró porque hacerlo sólo implicaba tomar la papeleta de al lado y no la que estaba el guapo.
Lo que disfruto más, es cómo los medios interpretaron esto. ¡Pecaron! Porque era obvio que quien vota, es el público, y no hay mejor medición mercado que una elección. En la medida en que "la mayoría" de los uruguayos eran colorados, nuestra Panavox apestaba. Pero fue detectar este cambio de sensibilidad, esta nueva pasión que destilábamos todos los uruguayos, para que el éter se inundara de programitas periodísticos, que le daban duro al gobierno, que no perdonaban a nadie y que incluso tenían amenazas de muerte. Sin duda el primer acuerdo tácito que se hizo fue comenzar a utilizar el concepto de "oficialista" para referirse a todo lo que viniera del gobierno. Pero perdón... ¿los oficialistas no eran la derecha? No, el oficialismo es el gobierno... Ah! ¿Entonces la izquierda es oficialista porque es gobierno? Esto me crea un conflicto intelectual. ¿Será que nos querían enseñar la diferencia entre un medio oficialista y un medio de derecha? Si fue esta la intención... muy buena... aprendí todo amigos.
El más menos inteligente, fue Canal 12. Pensó: ¿Cómo programas que se metan con el gobierno? ¿Qué es eso? ¿Es legal? Alguien osó decir que si, y fueron inteligentes: "Che, pero de darle al oficialismo nosotros no sabemos nada... ¿si traemos a Lanata?". ¡Qué buena idea! Pero el amigo se les fue de las manos, porque antes de comenzar a darle al gobierno, quiso tapar unos agujeros del anterior, y era obvio, gritaron revolución con una Big Mac en la mano. Yo estoy convencido que en los estudios de Canal 12 había un sensor que al escuchar los apellidos Barbato y Sanguinetti más de 6 veces juntos en la misma oración, se destruía el contrato.
Así, canal 10 capitaliza el pedorro periodismo de investigación de Sotello y Álvarez, que nos hunde en la miseria mediática del ilustre sentimiento revolucionario. Por eso el único medio auténtico de la TV abierta es canal 4: la escenografía del noticiero pintado de colorado, se pasa por las pelotas los programas periodísticos y hace arreglos políticos y comerciales con los medios para hacernos creer que Botinelli es el dueño de las elecciones... ya está! No hay que prender la TV, sólo para mirar a Puglia que ahora es periodista.

jueves, marzo 17, 2005

Razonamiento sencillo.

La cosa es así:
Si no actualizamos el blog, la gente no entra.
Si la gente no entra, no ganamos fama ni reconocimiento.
Sin fama y reconocimiento, somos unos don nadies.
Siendo unos don nadies no podemos pedir aumento de sueldo.
Sin aumento de sueldo no puedo pensar en una vida estable económicamente.
Sin una vida económicamente segura no puedo esperar un hijo.
Si no tengo un hijo pongo en peligro la continuidad de la especie humana.
Si pongo en peligro la continuidad de los humanos soy un terrorista.
Si soy un terrorista Bush me odia.
Si Bush me odia significa que el resto del mundo me ama.
Si el mundo me ama por no actualizar una página, significa que el mundo está mal.

martes, febrero 15, 2005

Respondo

Vos me preguntaste el otro día si estaba de acuerdo con el concepto actual de "locura" que maneja la sociedad occidental, y te respondí que no sin un solo argumento.
Me pregunstaste si no creía que los ortodoxos se habían tomado demasiado en serio la división entre conductismo y psicoanálisis y te respondí que sí, pero no necesitabas argumentos.
Me preguntaste también si creía en Dios, y tuve que responder que si para darte paso a nuevas interrogantes.
Me preguntaste si estaba en contra del incesto, y dije que si.
Me preguntaste si según dios no eramos todos hermanos, y respondí que si.
Entonces concluiste: No aprenden más.
Y ahora te digo:
Mirá homosexual reprimido, lo único que lograste con esas miles y miles de páginas es una sociedad sexista, sexópata y hedonista, donde el que no leyó nada tuyo igual está completamente afectado con tus teorías, se cree histérico, reprimido e interpreta los sueños. Nos cagaste la vida Freud, ojalá se quemen todos tus libros y nunca nadie más lea una puta linea tuya. Porque ahora todos quieren hacer terapia y salvar su alma a traves de su conciencia, y eso es culpa tuya. Regalo ropa y soy caritativo. No le doy monedas a los niños de la calle y demostramos nuestra inteligencia de saber que no son para ellos. Si sueño con elefantes de trompas largas me tengo que considerar de pito chico o que enfrente un profundo temor al rechazo de los africanos.
Por eso me compré el libro de Wolff, para darte por el culo. Lo leí todo y no entendí nada, pero estoy de acuerdo con el.
Chau Froi

domingo, febrero 13, 2005

Sobre el juego y la locura

Todo juego es, hasta cierto punto, una emancipación del propio ser, o mejor dicho, del deber ser. Una suerte de común acuerdo en el que las reglas, esos códigos compartidos -a los efectos de transitar libremente a lo largo del espacio definido-, coadyuvan y salvaguardan la cordura de sus integrantes. Un acuerdo tácito y explícito que separa la paja del trigo, los propio de lo ajeno, la cordura del delirio.

Por otra parte, todo estado de locura, es a los efectos de su definición, una subversión de los códigos sociales, incapaz de ser comprendida o acompañada por el resto de los integrantes de una misma sociedad. Esto, claro está, en un solo acto individual. Hay evidentemente puntos en común, descartados a priori, por un elemento común y diferencial de la especie humana con relación al resto de las especies vivas, a tener en cuenta, la conciencia. Una especie de traductor universal –mis disculpas para Ud. Mr. Sigmud-, que nos orienta y nos alerta sobre lo real y lo ficticio. Es en este punto donde el juego, como situación particular de interrelación social, se distancia de la locura, dada por la incapacidad del “loco”, de escuchar a su conciencia, o por lo menos, aquella que que refiere a una conciencia social. El loco, en este sentido, es aquel no logra discernir entre lo real y lo ficticio, o entre la simulación y el estado de situación.

Lamentablemente a esto se suma un factor menos “tangible”, si la retórica me permite tal atrevimiento, y más discutible. La conciencia, tanto como la cordura y el juego, encuentran en el acuerdo social su inclusión o exclusión dentro de los parámetros sociales, a lo propio de lo ajeno, a lo normativo de los subversivo. Obvio tal vez, pero insoportablemente manipulable y conveniente de acuerdo a los intereses particulares. ¿Particulares dije? ¿Por qué la partícula parece incidir sobre el total? ¿Por qué la totalidad define la característica de la partícula? ¿Quién o quiénes determinan estos parámetros?

Un acto “irracional” para la estructura del pensamiento o la conciencia colectiva es un acto de locura, pero un acto irracional por una gran cantidad de personas que lo siguen puede determinar a los efectos estadísticos, un cambio en la normativa social. ¿Cuántos son muchos? ¿Quién determina en qué punto la trasgresión se transforma en norma?

En este sentido el concepto de juego aporta una transición mediadora, un terreno neutral, en el que la trasgresión encuentra un espacio de aceptación, bajo establecidas normas por anticipado. Es la fisura del sistema, la ilusión del subversivo, el juego dentro del juego, la posibilidad de ser considerados normales, mientras que con cierta hipocresía, buscamos aunque sólo sea por un instante, ser otros, o mejor dicho, ser el otro, impune e irracional, como todo lo que no se explica a nivel de la conciencia. Una especie de morfina que anestecia la posibilidad de ser quién no somos, mientras nuestra vida, corre en paralelo a la normativa social. Un ancla, que nos permite dar vueltas en círculo alrededor del estanque.

Nada me gusta más que jugar, pero nada me divierte tanto como establecer las reglas, ser quien defina los límites y las penas, elegir el espacio y definir su duración. Tal vez sea un loco, tal vez un iluso, quién sabe, no importa, mientra haya quienes estén dispuestos a jugar.

viernes, febrero 11, 2005

Miraaaaad ignorantes, que no se devuelve el dinero!

Nunca pude concebir imprudencias de este tenor cuando se trata de escritura. Del mismo modo otras áreas de expresión también se han ganado mi rechazo cuando este hábito se hace presente, especialmente la música y la pintura, que son las ramas más apreciables y despreciables del arte. El problema nace cuando el artista no tiene problemas, cuando el pintor no tiene ni lágrimas, ni alegrías, ni talentos y lo oculta con un ismo minimal. El problema nace cuando el músico de rock, sin nada más que ofrecer al público que una actitud bastarda extraída de los estereotipos londinenses de mediados de los 70, reutilizados en los 90 y ultrautilizados ahora, escupe a quien le da de comer y peina su cerquillo hacia delante, no reconociendo en él otra habilidad que la de un buen imitador. El problema se agrava y agudiza cuando el escritor, vacío de contenidos, desconociendo la realidad y la fantasía que siempre se atreve a fantasear, camufla su ignorancia en juegos de palabras elegantes o al menos inteligentes o por lo menos cursis, que atrapan la atención del lector mediocre que, sin armas para cuestionar la nada que tiene ante sus ojos, cae rendido ante una obra demasiado difícil para comprenderle, elaborada por un loco autor que aún cree en las fantasías eternas del amor y la justicia social. Así también como el oyente, incauto y ansioso de ídolos, asume al rebelde rockstar, inalcanzable e incomparable, como la expresión moderna de una juventud incomprendida, agobiada por un sistema de leyes sociales que no hacen más que coartarles la libertad. Así mismo es como los veedores de cuadros, pseudo intelectuales del arte y amantes de la cultura visual, reconocer el infinito, el miedo a la muerte del pintor, las fantasías eróticas con su hermana y la clara protesta a la cultura de consumo en un punto rojo de dos centímetros sobre un lienzo que alcanza 100 veces su tamaño.
Nada nace de la nada, los escritores lo saben. Millones de años de existencia no sé esencializan en un punto, por más que lo intente, un joven de 20 años nunca va a expresar el mayo francés, porque nada tiene que ver con una actitud retro, y por más que se escriban millones y millones de hojas, llega un momento en que indefectiblemente nos damos cuenta de que están vacías.
Si aquí y ahora me propusiera hacer de esto un libro afrontaría un problema que no avizora solución, ya que no existe en mi espíritu un tema del que hablar que logre excitarme más que la escritura misma, pero claro, mis conocimientos sobre ella se remiten a lo que pueda descubrir en el transcurso de la misma escritura y, sinceramente, de Proust a Tolkien, muy pocos autores quedan que se hagan a si mismos.
En cambio, si mi interés fuera vender un libro, sería tan sencillo como reconocer mi condición de ignorante, asumir que era muy joven para tener una posición en la dictadura, aunque siempre desde un arrepentimiento crónico a la inactividad, y de esa manera llegar a los montones de intelectuales que se cansaron de leer a Rosencof, al ofrecer una dura crítica al sistema de valores de nuestra constitución.
La ética del músico radica en el respeto a sus antecesores, tras la búsqueda de la creación.
La ética del artista visual radica en el respeto al mundo y su representación.
La ética del escritor radica en el respeto al lector. Al tiempo del lector. Y el problema nace cuando van ya muchas líneas y te das cuenta de cómo haces perder el tiempo a quien te lee, sin ofrecerle ninguna conclusión final, y ni siquiera una pregunta que le quite los sueños.
El problema es cuando lees un artículo, un libro o un poema, y te das cuenta que su autor se ha burlado de ti en todo momento haciéndote perder el tiempo y dejándote incluso, con menos de lo que tenías cuando tomaste en tus manos su pensamiento.

lunes, enero 24, 2005

Hay que seguir hablando.

Las palabras no se superan.
No las superan ni las épocas, ni la historia, ni las revoluciones, ni las personas, ni los hombres, ni las mujeres, ni los y las trastornadas, ni los y las intelectuales ni nada.

Los conceptos no se superan.
No los superan los libros, ni las academias, ni la industria, ni la cultura, ni la ciencia, ni los siglos de los siglos, ni los lustros ni los ilustrados, nada supera un concepto.

Las estéticas no se superan.
No las superan los años, ni los nombres, ni los homosexuales, ni los contadores, ni los artistas ni las aristas.

Así que nadie me puede decir que pasó de moda hablar de imperialismo, de marxismo, de revolución, de utopía, de plusvalía, de la explotación del hombre por el hombre, de la ideología, de que la primera guerra del golfo fue mentira, que seguramente EEUU no llegó a la luna cuando dice que llegó ni de que Sui Generis es música para campamentos, que Bush es malo y Sadam no tanto como dicen, ni que nos dejemos de joder con discursos heredados de una generación frustrada.
Hasta que no superemos todas y cada una de estos conceptos, palabras y estéticas, hay que seguir hablando.
Hay que seguir hablando de imperialismo, globalización y dignidad hasta que se supere.
Hay que seguir hablando de ideologías hasta que se superen de una u otra manera.
Hay que seguir hablando de plusvalía, aunque nunca leamos El Capital.
Hay que seguir hablando del Hombre Nuevo, porque nunca llegó más que un mormón o un pastor evangelista del nuevo milenio.
Hay que seguir hablando de revoluciones porque nunca se hizo una.
Hay que seguir hablando de La Biblia aunque la veamos cerrada.
Hay que seguir hablando de los boletines de Amnistía Internacional aunque leamos solo el título.
Hay que seguir hablando de lo que pasa entre Israel y Palestina.
Hay que seguir hablando de ecología.
Hay que seguir hablando de cómo las multinacionales controlan nuestra vida política y cultural
Sólo el día que se haga todo, se va a poder decir que pasó de moda (la locura) y superar los conceptos, pero mientras, quiero seguir solucionando mi mundo en La Bastilla, con un discurso heredado, gastado y envejecido, pero todavía sin superar.
Dicen que un artículo de Valenti es muy parecido a este conceptualmente. Obviamente no lo levantamos, pero tampoco encontramos ese artículo, así que igual colgamos este de pesados.