miércoles, mayo 18, 2005

Apagar siempre es una opción.

Señores, yo ya lo hice y resulta muy sencillo. Es así, si bien no soy un admirador de la TV abierta de nuestro bendito país, nunca falta el momento en que prendo la TV (yo no tengo cable), y zapping para aquí, zapping para acá, terminó sin querer dándole rating a empresas que realmente no me interesa darle de comer. Por eso, salvo aquel que tenga la T.V. a rosca, todas las nuevas teles tienen la opción de programar los canales! Esto es realmente fantástico, por ejemplo mi zapping comienza en Canal 4, medio este que considero 100% de derecha pero que lo tolero porqque no peca de otra cosa, no se preocupa por nada solo por dejar bien parado sus intereses y compromisos, es auténtico, así que no tengo nada que reprocharle más allá de estar completamente en desacuerdo, no me miente ni toma el pelo, sólo juega. Sigue en Canal 5, que ahora se ha convertido en mi canal de referencia. Cuando apreto la flecha hacia arriba del control llego a Canal 10... sin palabras... todos sabemos lo que es... pero tiene cosas que me gustan, como Los Simpsons y.. creo que nada más... Lo fantástico es cuando vuelvo a apretar la flechita para arriba y llego a Canal 4 nuevamente... es genial...
Vamos! Es sencillo... borramos Canal 12 de todos los televisores del Uruguay y listo... no lo vamos a ver ni por error, les matamos el rating hasta de las novelas de la tarde.
Lo que queda es el derecho a elegir, yo elijo borrar Canal 12 de mis opciones, sencillamente porque me banco que me tomen el palo, pero no que me tomen por idiota.
Si... ya se... esta es una de esas cosas que queda en el éter... que nadie sigue... pero bueno... seguramente los adhesivos aquellos de hace unos años que decían "Yo no miro Canal 12" algo de efecto habrán surtido en los televidentes desprevenidos...
No olvidemos algo para no perder el eje de la cosa... la pregunta aquí no es ¿Porqué censuraron a Lanata? La pregunta debe ser ¿Porque programas como Código País, Zona Urbana y Dicho & Hecho están al aire?

domingo, mayo 15, 2005

No hay título

Como siempre, en realidad, nuestro periodismo ha sabido asumirse como asumido, absorbido y devorado por la elite de ultra derecha, de ultra izquierda o ultra nacionalista.
Levantamos la bandera de la libertad con el triunfo de la izquierda. ¿Pero qué es el triunfo de la izquierda? ¿Qué doctrina avalamos en aquella elección? Sinceramente, creo que ninguna.
¿Cuánto demoramos en entender qué decía Axl Rose en sus canciones? A mí sólo Los Olimareños me hablaban claro... y cuando no estaba borracho escribiendo, El Sabalero también. Pero todos agitamos con Sweet Child O’mine gritando el estribillo. Estoy seguro que si mañana los Mambrú sacan un hit con la letra de la Internacional, ninguna de sus fans va a dejar de escucharlos, porque son las mismas que van a ver a la Vela Puerca sin procesar absolutamente nada. Son las mismas pendejas del Kennedy que no aceptan negros en sus filas las que corean junto al enano tu burbuja pincharé. Te juro que son las mismas, yo las vi. Y para el otro lado, pasa lo mismo, te lo juro, yo lo vi.
No se trata, (yo estoy seguro y con eso me alcanza), de un voto castigo, de un "susto" a la tradición partidista. Estamos, ya lo sabemos, ante una verdadera revolución moral, ante el
desquebrajamiento de la idiosincrasia que durante décadas gobernó el imperio ético de nuestras escuelas, iglesias y por sobre todas las cosas, el gobierno de nuestras Philips de 14".
Esta revolución de la sensibilidad, está muy lejos de aprobar El Capital, la postura de Chávez o el discurso de Fidel, pero no está lejos porque no lo apruebe, lo está porque no lo conoce y sencillamente no le interesa interpretarlo. Hoy, gritamos revolución con una Big Mac en la mano izquierda. Sí, es un cambio grande. Sí todos decimos que lo es. Pero se logró porque hacerlo sólo implicaba tomar la papeleta de al lado y no la que estaba el guapo.
Lo que disfruto más, es cómo los medios interpretaron esto. ¡Pecaron! Porque era obvio que quien vota, es el público, y no hay mejor medición mercado que una elección. En la medida en que "la mayoría" de los uruguayos eran colorados, nuestra Panavox apestaba. Pero fue detectar este cambio de sensibilidad, esta nueva pasión que destilábamos todos los uruguayos, para que el éter se inundara de programitas periodísticos, que le daban duro al gobierno, que no perdonaban a nadie y que incluso tenían amenazas de muerte. Sin duda el primer acuerdo tácito que se hizo fue comenzar a utilizar el concepto de "oficialista" para referirse a todo lo que viniera del gobierno. Pero perdón... ¿los oficialistas no eran la derecha? No, el oficialismo es el gobierno... Ah! ¿Entonces la izquierda es oficialista porque es gobierno? Esto me crea un conflicto intelectual. ¿Será que nos querían enseñar la diferencia entre un medio oficialista y un medio de derecha? Si fue esta la intención... muy buena... aprendí todo amigos.
El más menos inteligente, fue Canal 12. Pensó: ¿Cómo programas que se metan con el gobierno? ¿Qué es eso? ¿Es legal? Alguien osó decir que si, y fueron inteligentes: "Che, pero de darle al oficialismo nosotros no sabemos nada... ¿si traemos a Lanata?". ¡Qué buena idea! Pero el amigo se les fue de las manos, porque antes de comenzar a darle al gobierno, quiso tapar unos agujeros del anterior, y era obvio, gritaron revolución con una Big Mac en la mano. Yo estoy convencido que en los estudios de Canal 12 había un sensor que al escuchar los apellidos Barbato y Sanguinetti más de 6 veces juntos en la misma oración, se destruía el contrato.
Así, canal 10 capitaliza el pedorro periodismo de investigación de Sotello y Álvarez, que nos hunde en la miseria mediática del ilustre sentimiento revolucionario. Por eso el único medio auténtico de la TV abierta es canal 4: la escenografía del noticiero pintado de colorado, se pasa por las pelotas los programas periodísticos y hace arreglos políticos y comerciales con los medios para hacernos creer que Botinelli es el dueño de las elecciones... ya está! No hay que prender la TV, sólo para mirar a Puglia que ahora es periodista.